Un gestor tramposo que manipula el mercado, un dedo tonto que teclea un cero de más, un ordenador algorítmico que se vuelve loco al leer un tuit y lanza de repente órdenes de venta a la velocidad de la luz...
El resultado es un cataclismo bursátil que hace temblar los mercados y provoca el pánico de los inversores. Son los denominados flash-crash (en español, un estrépito o choque súbito), que se están convirtiendo cada vez en más frecuentes. Se trata de
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